Encamino mis pasos al restaurante en cuestión sito en el parque Santa Catalina. La decoración del local es posmoderna pero sobria, con un toque al estilo años sesenta que recuerda a los filmes de Austin Powers. En la entrada me recibe una señorita elegantemente vestida de negro que me pregunta que voy a tomar. Miro el menú, que está impreso en paneles sobre la pared bajo el nombre del restaurante: "Fast good".
Por supuesto no me identifico como crítico gastronómio para no dar a Ferrán una ventaja injusta sino que miro inocentemente a la señorita y decido dejarme aconsejar:
"¿Que me recomienda vd.?" le digo.
Ella sonríe amablemente y me explica que las ensaladas y sandwiches envasados están listos para llevar, pero las hamburguesas tardan un poco y, si quiero una, tendré que esperar de cinco a siete minutos. Tras ponderar mis opciones y comprobar que dispongo del tiempo necesario decido optar por una hamburguesa pampera con chimichurri argentino. La señorita ejerce su papel de Maitre y me pregunta si quiero la hamburguesa poco, medio o bien hecha. En este caso decido ocultar mi otra identidad secreta como asesor en seguridad alimentaria y le digo que la carne picada me gusta bien hecha, gracias.
Ella me mira un poco raro pero sigue sonriendo con profesionalidad y me pregunta que quiero beber. Me acerco a un expositor de bebidas y descubro que tienen ¡cerveza mejicana! esto si que es una buena idea: Chefs españoles con pretensiones 1 McDonalds 0. La chica me pregunta si quiero limón para la cerveza y ante mi respuesta afirmativa hace algo muy raro: pone un vaso de plástico delante de mí y le tira un trozo de limón dentro. Puesto que la chica es mona y simpática y lo ha estado haciendo tan bién, hago como si no hubiera pasado nada y, lejos de ofenderme por su error, saco el limón del vaso y lo meto por el gollete de la botella como si ella no hubiera hecho la ofensiva insinuación de que bebiera la coronita en vaso. Sorprendentemente, ella me mira como si yo fuera el que ha cometido una indelicadeza ¿? Le perdono el segundo error, pero si comete un tercero hablaré con el Sr. Michelin para que le quite una estrella a Ferrán.
El sistema de servicio es refrescantemente pintoresco. La chica me dá mi bebida, una servilleta y ¿cubiertos? junto con una especie de número de plástico montado sobre una peana para que me lo lleve todo a una mesa. Elijo una mesita baja y redonda junto a un sofá de plexiglás y coloco la peana en una esquina para que pueda verse desde google Earth. No han pasado ni cuatro minutos y medio cuando otra chica me trae mi hamburguesa pampera. Para la presentación del plato, Ferrán ha optado por el minimalismo: plato, pan, y bistec. Nada de lechuguita o patatas que distraigan la atención del comensal. Viniendo del inventor de la sferification, el pescado liofilizado y la momia de salmonete con algodón de azucar he de admitir que me conmueve la sencillez de esta hamburguesa pampera de 200 gramos y su bistec ruso del tamaño de una tortilla de patatas.
El punto de la carne resulta magnífico. Su interior jugoso sin concesiones a la amenaza microbiológica es un valiente paso dentro de lo políticamente incorrecto que es de por si suficiente para sacar al chef por la puerta grande. Impecable el maridaje de la coronita y el chimichurri. Algo decepcionante, eso sí, la colección de salsas que se presentan junto al plato, no sólo por la falta de creatividad sino también por lo conservador que resulta el ketchup en sobres individuales. Llegados a este punto yo esperaba algo más transgresor en la linea de la deconstrucción del MacMenú.
Globalmente he de admitir que el restaurante "Fast Good" es de lo mas recomendable y me ha gustado tanto que me atrevo a afirmar sin lugar a dudas que el Sr. Ferrán Adriá debería concentrarse en esto de hacer hamburguesas.
Demóstoles
6 comentarios:
Excelente crítica, no sé que hago yo cocinándome mis propios guisos de carne con verduras cuando hay sitios así de molones.
Si de mí dependiera cumpliría su insatisfecha pretensión profesional inmediatamente.
¿Cuanto te costó?
Escriba vd. "Malditas mentiras" en google y verá que esta nuestra página sale en primer lugar ¡Antes incluso que Libertad Digital!
¡Qué bueno!
Excelente la crítica, espero con impaciencia que visite el otro local de Ferrá, Costillas asadas casa Tomas.
Que decepción, yo me esperaba que un desenlace tipo "al traerme la comamda compreobé que había pedido espuma de hamburguesa con ..."
¿Pero antonce etaba güena o notaba güena?
Duele decirlo... pero es que me deja vd perplejo...
Vd, sr. Demóstoles, ha estado realmente en el Wolfgang Puck Gourmet Express. Una excelente y barata cadena americana (Fundada por un chef muy famoso en esos lares) donde se come de vicio y en cantidades Valhallenses.
No,no,no, que estoy seguro. Lo del numerito de plástico ha sido la clave... Y el trato personalizado, junto con las hamburguesas estupendas me han dado otra pista ¡ja!
¿Y las cervezas mejicanas? Haga vd. memoria ¿No usarían un horno de adobe esos pillines?
No, ignoro qué clase de avanzada tecnología ha usado el Sr. Adriá para transportarle a los USA (o Canadá), pero estoy seguro que vd. comió ese día fuera de Canarias...
Aunque la explicación más fácil, la de la navaja de Occam (¿Lo ven? Yo también me bajé House del eMule) pudiera ser que el Ferrá es realmente un Jeta (no, no es una raza del Star Wars, es una endémica) y ha copiado punto a punto a la exitosa cadena para innovar en su Tierra. De nuevo se impone el modelo Noruego: ¡Están Lejos! Nunca se van a enterar...
Tras mi diatriba, si está tan bien como el original iré a hacerle una visita, of course... ¿Será mucho esperar que el atracón me cueste 7,5$ USA, o eso no lo han copiado?
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