Vivimos en una época de tal ilustración e inteligencia generalizada que ha producido un curioso fenómeno: hay tantos genios sueltos que simplemente no nos percatamos de ello. De hecho, las grandes ideas que nos proponen muchas veces nos parecen carentes de sentido, ofuscados como estamos en nuestra necedad. Y no hay mejor prueba de que son genios que precisamente el que arremetamos contra esas ideasredentoras, ya que como decía Swift, la marca segura por la que reconocer al genio es que todos los necios nos confabulamos en su c0ntra.
Por ejemplo, no hemos sabido reconocer la brillante maniobra detrás de la
clasificación X que el Ministerio de Cultura ha adjudicado la última entrega de la serie de terror Saw. A los espíritus simples nos parecerá que es un ridículo caso de exceso en corrección política al relegar una película a ser proyectada en salas X. Pero no. En realidad es un brillante plan del ministerio para rescatar a las moribundas salas X de su ocaso final (quedan menos de 10 en toda España, últimos refugios del onanista sociable y/o del vicioso empedernido) obligando al público a acudir a esos palacios de la sicalipsis e insuflarles nueva vida con afluencia masiva de espectadores; después de todo, la temática de Saw y de cualquier película de pase obligado en esas salas coincide: derramamiento de fluídos corporales acompañados de sonidos de intensa emoción. Si se ha podido recuperar el lince ibérico, un bicho que no aporta nada, vamos si se pueden recuperar los tradicionales cines guarretes (en más de un sentido).
Tampoco reconocemos la brillantez del "mapuche guanche " (pintoresca filiación, che) que
ha presentado una denuncia contra la NASA en un juzgado de La Orotava por estrellar cohetes contra la Luna. Aunque aparentemente el motivo de la denuncia es la perturbación de la armonía cósmica, la falta de respeto hacia el cuerpo celeste y en general bajar la categoría del vecindario haciendo gamberradas con petardos gordos, creo que he vislumbrado la artera y sibilina razón detrás de esta añagaza judicial: consiste en hacer que la NASA se pula todo el presupuesto destinado al
ARES I en abogados, ya que todo el mundo sabe lo caro, costoso y demoledor para la moral que es pleitear en La Orotava, arruinando así a la empresa estatal estadounidense y dejando el camino despejado a la ESA, a los chinos, a los rusos y a las empresas privadas de vuelos espaciales*.
Otro genio estelar que no nos merecemos es, por lo visto, nuestro Ángel Llanos. O eso se desprende de
este artículo de El Día a cuenta de un acto en el que el ínclito político local desgrana al final una serie de ideas e impresiones más revolucionarias que la teoría copernicana en su momento, entre las que destaco la siguiente (según el redactor de la crónica):
"propuso la certificación del carné de familia numerosa desde la concepción del tercer hijo, sin necesidad de dar a luz"
¡Qué genio! Lo que parece una tontería es en realidad de una trascendencia inimitable: a partir de ahora, cualquier pareja puede acogerse a los beneficios del carnet de familia numerosa, en realidad, a partir de la premisa llanesca formulada más arriba. Sin necesidad de tener, en realidad, ni un solo hijo, ya que se basa en la potencialidad de concebir un hijo: si funciona para el tercero, también debería funcionar para el segundo y el tercero juntos, y entonces también para los tres. Veamos la situación, se planta Ud., caballero, acompañado de su señora en el lugar donde expidan el carnet de familia numerosa y se encara con el funcionario (requisitos, ningún niño) según la argumentación de este diálogo (con variaciones personales):
Usted: Buenas. Venía a pedir el carnet de familia numerosa.
Funcionario: Ah, vale. Bueno, tiene que tener como mínimo tres hijos y...
Ud.: Eh, que según
er pibe de Ofra vale desde la concepción. Y yo acabo de dejar preñada a mi señora de trillizos hace unos momentos, estoy segurísimo de ello, o puede que de cuatrillizos incluso, que cuando me pongo, me pongo, y por eso nos hemos venido enseguida a pedirnos el carnet.
Funcionario (sorprendido)
: Pero oiga, hombre...
Ud. (en tono enfadado): ¿Qué pasa? ¿ES QUE DUDA USTED DE MI POTENCIA VIRIL?
Y ante ese argumento final, tendrán que concederle el carnet, pese a la completa ausencia de criaturas. Gracias, sr. LLanos.
Locke
*Desgraciadamente, esto último no es coña: el proyecto ARES de la NASA va tan mal, problemas de presupuesto, diseño y bailes de fechas que no encajan, que en realidad esperan que haya cohetes privados disponibles para poner en órbita sus cargas para cuando tuviera que entrar en servicio el primer cohete de los suyos, allá por el 2015, con o sin agente mapuche.