Hace ya tres o cuatro meses prometí al infeliz de Locke que haría un artículo para esta bitácora acerca de mis andanzas por la verdadera Crispania (lo demás, ya se sabe, es tierra conquistada), promesa que reiteré el pasado septiembre cuando regresé a tierras asturianas; por descontado no pensaba cumplir ninguna de mis promesas por pura vagancia. Pero a la vista que todo el mundo presume de lo mucho que viaja no voy a ser menos; sobre todo después de las últimas amenazas del sr. Locke de no volver a invitarme a café, usando como es costumbre en él citas culturetas con palabras que hay que buscar en el diccionario.
Eso sí, como lo de ser un vago ya no me lo quita nadie: voy a ser breve, breve y comenzaré con mi último viaje a la isla de Canaria:
Después que el Sanedrín de Vegueta haya logrado robarnos el salón del cómic de Tenerife, reconvertidas ahora en las Jornadas del Cómic de Palmas de Canaria, los aficionados debemos arrastrarnos, humillados, hasta la isla redonda, hogar de germanos e invertidos.
Y allí fui, un infausto viernes 9 de noviembre. Nada más llegar, el sufrido viajero comprueba que frente al primaveral clima del que goza nuestra paradisíaca isla, en Las Palmas brilla un sol inmisericorde, africano. Tras horas deambulando por media ciudad (los taimados canariones me indicaban direcciones erróneas, seguramente con intención de impedirme llegar a tiempo a las jornadas) di con la dirección correcta y me propuse ir a pie, pensando que sería un paseo tranquilo y agradable; tras 45 minutos marchando bajo el sol del mediodía, que me hizo recordar que estamos más cerca de África que de Europa, decidí que ya estaba bien de hacerse el macho y cogí un taxi, para descubrir que me encontraba a unos
En la sala había, a ojo de buen cubero, unas 200 personas. Nuevamente, se hizo evidente el poder del Sanedrín, ¿Dónde se ha visto que en una charla sobre tebeos haya un mayor número de oyentes que de autores?
Al mismo tiempo que se celebraban las jornadas, promovidas por el Ayuntamiento terminaba el curso sobre cómic y nuevas tecnologías, (no una si no dos actividades realizaban los pérfidos canariones) por lo que tuve que salir a toda prisa a la otra punta de esta maldita ciudad para asistir a la charla impartida por Álvaro Pons. Tras la conferencia, otra vez de vuelta a la escuela esa. Y así me tuvieron todo el fin de semana, pues al día siguiente, las Jornadas se trasladaron al Círculo Mercantil. Hastiado, decidí quedar con una amiga de la universidad, (sí, con una amiga, mujer; he contravenido cualquier principio de ética friki, si tal cosa existiera.
Por la tarde, saludo a Anu Jato y a Aitor guenono sé qué (malditos vascos) periodista de la prensa amarillista canariona que reconoció entre risas su pertenencia al artero Sanedrín, cuya existencia tantas veces ha negado su panfletaria publicación.
También conocí a Pedro Carballido, creador del sin par “Capitán Pío Pío” que como admitió entrar en este blog, y gustarle la reseña que hicieron de su obra, se le perdona que sea de Canaria. Finalmente, el acabose: fiesta manga: karaoke, cosplay, que resulta que era un concurso de disfraces, tú. Todavía, lo de los disfraces se podía aguantar, con no mirar, bastaba; pero cuando comenzó el concurso de karaoke decidí huir cobardemente a la cafetería con los otros señores mayores. Y eso fue todo; también hubo cenas a costa de la organización y salidas nocturnas, pero si hablara de eso podría dar la errónea impresión de que me lo había pasado bien.
Ya está.
Dionígenes
6 comentarios:
Este viernes voy a la isla innominable e innominiosa y aprovecharé para comprar los últimos de Tardí y la Mazmorra. Se de buena tinta que los retienen en su malvada isla y no dejan que pasen a este paraíso del amor que es tenerife.
Si quieres un paraíso del amor, vete a LA GRANDE CANARIA, donde han sabido combinar a la perfección tradición con modernidad, y famosa por sus hermosas mujeres, maravillosos caldos, y atractivos Drag Queen.
El problema que tienen los de tenerife (escribo el nombre con minúscula como reflejo del pobre calado intelectual de los oriundos de esa isla -en donde el exponente más famoso es Mr. Ten, el del anuncio de detergente-) es la envidia que les corroe, porque aquí todas las mujeres menos la mía y mis amigas, son feas, y los que han decidido pasarse a la acera de enfrente han descubierto que TODOS los hombres, sin excepción, son extremadamente desagradables, yo diría que monstruosamente feos.
Ahí queda eso.
ahí te has delatado, Carmeliño: ningún heterosexual sano sería capaz de saber si un hombre es guapo o feo.
Te enmascaras en el viejo truco de "un amigo me ha dicho", pero lo único cierto es que todos los habitantes del islote de canaria (¿por qué llamarlo isla siquiera?) son invertidos, deformes y de origen peninsular.
Lo dije yo, y lo mantengo.
El Sanedrín de Vegueta no existe. Me lo dijo en persona el Gran Maestre Iniciado del Sanedrín de Vegueta.
Yo a vd. no le he dicho nada, sr. Locke, todo es un delirio provocado por su ingesta de absenta, si quiere recibir más (absenta) deberá acatar las instrucciones que nunca le hemos dado.
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