Vuelta al cole.

Pues eso, que tras 18 días de vacaciones y una semana de baja, he vuelto.

Sobreviví a la tormenta del 25 de Agosto, que en el pueblo de al lado causó destrozos incluso hubo un bombero alcanzado por un rayo. A mí, qué raro, me pilló en el bar. Todos los parroquianos nos arrimamos a la ventana para observar sonriendo cómo pasaban rodando contenedores, como se partió una acacia y cayó encima del coche de uno de los presentes, (como era de Madrid, seguimos sonriendo) y cómo en la iglesia intentaban mantener cerrados los portones para que no entrara el agua mientras estaban oyendo misa.

Sobreviví a los topillos. En realidad, yo sólo me enteré de que había plaga por los cadávares aplastados en las carreteras. Lo que sí se notó en el pueblo fue la afluencia de bichos poco vistos normalmente como culebras, que menos mal que aunque haya más por culpa de los topillos no tienen esa capacidad de reproducción.

Sobreviví a los excesos. Cómo este año mi peña cumple 20 años, decidimos tirar la casa por la ventana y cenamos todas las noches allí. 454 euracos gastados en carne. Y jamón, y gambones...
Y al mediodía la comida de la abuela.
(Y de madrugada, sobres y sobres de Almax)

Sobreviví a los toros. Este año tuvimos un percance en el segundo encierro por el campo. Uno de los toros al llegar a la entrada del pueblo levantó un valla, dio un golpe a alguno de los que estaba por allí y se escapó otra vez al campo. Pudo haber sido peor como en Cuéllar justo unos días antes. Yo agradecí que el toro se escapara porque así dió un poco más de juego el encierro.

Y, final mente, sobreviví a las verbenas del pueblo. Que a una le gusta arrancarse por coplas con unas copas demás, no tiene nada que ver con ésto.




Con este atuendo salieron las muchachas para "adornar" el pasodoble musical que tocaban sus compañeros. El atuendo está compuesto por una torerilla de luces y una capa a modo de falda.

En fin, que ya estoy de vuelta y con pocas ganas de trabajar...

Deprofundis, que hoy comerá ensalada