CORO (formado por simpatizantes del Partido Popular bajo el balcón que llenan la calle. El Corifeo es la NIÑA DE RAJOY, que está entre la multitud con una inmensa bandera de España)
ACEBES (en el papel de Reina Atosa)
GARCÍA ESCUDERO (como mensajero funesto)
SOMBRA DE AZNAR (as himself en el papel de Fantasma de Darío)
RAJOY (como Rey Jerjes)
NIÑA DE RAJOY: De los ppersas que hemos votado al Partido Popular somos nosotros los más fieles seguidores, guardianes de esta sede genovesa y admiradores del magnificente Rajoy, elegido por el Dedo Firmérrimo de Aznar como regidor de las Hispanias. Pero cuando pienso en la aparición del candidato en el balcón se me angustia en corazón en el pecho ante la ausencia de noticias del resultado electoral. Mostrando arrojo y patriotismo fueron al feroz combate contra los socialistas los aguerridos diputados ppersas. Así van Pizarro el numérico, príncipe energético, así van Acebes y Zaplana, inmaculados prohombres de bien, vasallos del gran candidato, celadores de un inmenso ejército por valerosa decisión de su espíritu.
Cuatro revoluciones planetarias venimos sufriendo el yugo socialista, mas los aguerridos ppersas han defendido con arrojo y granítico rostro sus posiciones sin que todas las fuerzas celestes hayan podido apearnos de animal de carga alguno. ¡Ay, ay! ¡Desgraciados ppersas que sufrimos en nuestras carnes el cordón sanitario! ¡Pobres de nosotros que fuimos asociados con la más extrema de las derechas sin motivo racional alguno cuando somos patriotas, amigos de la libertad y defensores de las cosas como Dios manda!
Innúmeros son los desmanes que los socialistas en aciagos momentos trajeron sobre nosotros. Atacada ha sido la entereza de nuestra Hispania que tanto amamos en múltiples ocasiones, al igual que sus raíces y sus costumbres. La sangre de nuestros hijos se mancilla mezclándose con naciones bárbaras y el gobierno socialista queda inactivo cual berberecho costero. Cuando el malvado Zapaterocles bendijo a los habitantes de Sodoma y Lesbos, las manos llevamos a nuestros cráneos para mesarnos los cabellos y taparnos los oídos. Acompañados de los hombres de fe y sus púrpuras llenamos las calles clamorosamente poniendo de manifiesto tal abominación. “¡La Familia!” -dijimos- “¡La Familia es importante!”. Mas ninguna respuesta obtuvimos para nuestros llantos. No contentos con todo ello también osaron a intentar pacificar a las tribus abertxales sin nuestro permiso, ¡Oh tiempos! ¡Oh costumbres! ¿Es que no saben que esa iniciativa corresponde en todo caso a los ppersas? ¡Aún se oye el rechinar de dientes por tamaña osadía!
Y así los valerosos ppersas han vuelto a enfrentarse al socialismo vil con la esperanza de que una nueva aurora de dedos rojigualdas traiga la felicidad y la rectitud. Por ello la angustia lacera mi corazón enlutado. ¡Oh! ¡Ah, el ejército ppersa! ¿Cuál será la nueva que oirá mi urbe, el gran bastión de Madrid, donde reina la lideresa? Vamos pues, ppersas, a apostarnos bajo este balcón a esperar las noticias del candidato Rajoy, del Dedo firmérrimo de Aznar nacido ¿Acaso venció por fin?
Pero ¡mirad! He aquí al gran Acebes, el del firmísimo cilicio, luz igual a la de los ojos de los dioses. Que todos le saluden con los homenajes debidos.
(el coro vitorea a Acebes, que sale al balcón de la calle Génova)
¡Oh Acebes de grácil talle, mano derecha del futuro presidente, si al menos la ancestral fortuna no ha desertado de nuestro ejército.
ACEBES: Por esta causa he venido aquí, dejando la sede brillante y el despacho; también a mí la inquietud desgarra mi corazón y a vosotros quiero decirlo, amigos. Yo mismo no estoy exento de temor, no sea que se derribe nuestra gran esperanza de un puntapié.
CORO: Sabes bien eso, grande de nuestro país: no tendrás que indicarnos dos veces ni de palabra ni de obra en lo que seamos capaz de servirte de guía. Llamas en nosotros unos incondicionales consejeros.
ACEBES: Vivo siempre acompañado de muchos sueños nocturnos desde que nuestro candidato, equipando un ejército, partió en gloriosa campaña electoral con el deseo de devastar las huestes socialistas, pero todavía no he visto uno tan claro como el de la noche pasada.
CORO: ¿Cuál fue semejante sueño, pecador de la pradera? ¡Dínoslo, por la gloria de tu madre!
ACEBES: Ooooooos lo diré: Me ha parecido que se presentaban ante mis ojos un ave voladora del orden de las charadriiformes y una rosácea flor de sanguíneo color. Ambas en tamaño y poder superaban al resto de la biota colindante y disputábanse la entrada a un palacio monclovita. Si bien la gaviota de recias plumas intentó arrancar de su compost a la flor, fueron los aguijones epidérmicos de ésta los que arañaron la carne del ave provocándole la huída. ¿Qué pensáis, sabios ppersas de semejante augurio?
Vespinoza agradeciendo a las musas que se fueran de fin de semana a casa del gran Copediocles
1 comentario:
Joer, cómo me alegro de que haya gustado. El mérito es de las musas, en efecto, que inspiraron a Esquilo hace ya un tiempo, yo me he limitado mayormente a anarrosear.
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