Leo en
El Pais los resultados de un estudio de los sociólogos
Ildefonso Marqués y
Manuel Herrera:
(...)A pesar de los profundos cambios estructurales de las últimas décadas -paso de una sociedad agrícola a una industrial y luego a otra posindustrial- no hay un mayor grado de apertura: "Por supuesto que en la España de hoy en día hay un mayor número de directivos y funcionarios y menos campesinos y obreros que en la mitad del siglo XX. Pero, si en los ochenta había cuatro plazas de directivos, estas venían ocupadas por tres hijos de las élites y solo una por alguien de una clase más baja. Ahora hay ocho plazas y la relación es de seis a dos; en este sentido España es un país inmóvil, no ha aumentado la igualdad", explica Marqués (...)
(...)El porcentaje de adultos que a los 30 años -la edad que los sociólogos consideran el principio de la madurez laboral- pertenece a una clase social diferente a la de sus progenitores es del 67,1 %. Los movimientos entre clases sí son frecuentes, pero no de largo recorrido y se producen en su mayoría entre clases limítrofes.
La situación en España se encuentra en el entorno de la media europea, según la European Social Survey sobre el periodo 2002-2006. Mejor que Italia o Portugal. Pero aún lejos de los países escandinavos o Gran Bretaña. En este último país, por ejemplo, la posibilidad de que el hijo de un obrero poco cualificado llegue a ser directivo es mayor que la que tiene el hijo de un trabajador español. "En España se produce un ejemplo marcado de lo que Max Weber llama cierre de clase. Las élites intentan mantener sus privilegios subiendo los requisitos para entrar en ellas", dice Marqués.(...)
Justo después leo en el
Diario de Avisos los resultados de un estudio del veterinario palmero Juan Francisco Capote Álvarez, investigador del Instituto Canario de Investigación Agraria (ICIA) en el que se afirma:
Todas las cabras canarias descienden de un mismo rebaño
Una investigación genética, en la que participa el ICIA, revela este “efecto fundacional” (...) Pero es sobre todo todo en las cabras palmeras y tinerfeñas donde se conserva en mayor porcentaje (85%) el genotipo del núcleo fundacional. En las majoreras solo el 60%. “Esto es debido -explicó el autor- a la introducción de otras hembras caprinas con posterioridad”. “Se sabe -prosigue- que en la primera mitad del siglo XX se traían cabritas desde el norte de Europa (probablemente de Holanda e Inglaterra) en los barcos que regresaban con tomate”
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Vespinoza que aun no sabe como ha relacionado ambas noticias en su cerebro