Víctimas del Arte: Huelga de vigilantes en los museos franceses

Pues resulta que los trabajadores de los museos franceses piden una prima por el estrés que les provoca su trabajo. No es para menos, de verdad. Desde hace tiempo, la situación es muy incómoda para estos trabajadores. Vean si no los siguientes testimonios:

-... y esté donde esté en la sala, tengo la impresión de que esos ojos me siguen a todas partes. No lo soporto más. Me vigilan constantemente.
—Pierre A. , guarda víctima del arte del retrato renacentista.

-¿Pero de qué se ríe la zorra esa? ¡De mí, seguro que de mí! ¡No se lo pienso consentir más! ¡De mí no se ríe nadie!
—Jean Batiste F., vigilante de la Gioconda ocho horas al día.

-Los brazos, tantos brazos... ¿dónde están lo brazos? Estoy buscando los brazos pero no los encuentro... ¿has visto brazos por ahí? No siento los brazos
—Xavier R., securita conmocionado por el arte clásico de Samotracia con síndrome postraumático.

-¡Putas, son todas unas putas con las tetas al aire!
-Ferdinand T. Delacroix, funcionario con sobredosis de Marias Lactans medievales.

-El horror, el horror...
-C. Kurtz, agobiado por la escuela flamenca.

-Ya tenía bastante con las hordas asiáticas y sus flashes, con los españoles y sus comentarios del tipo "pos en mi pueblo hay uno mejor", de los ingleses y sus continuas comparaciones con la National Gallery, pero desde lo del imbécil del Brown esto está lleno de gilopollas que me preguntan si la señora de la limpieza pertenece a una sociedad hermética, si el arquitecto diseñó los baños inspirado por el número áureo o si hay una relación numerológica entre los nombres de los artistas expuestos en cada sala. Cualquier día de estos hago un retablo del ahorcamiento de Judas con alguno...
-Eúgene Pompom, víctima del bestseller moderno.


Locke