Y la historia no tiene final feliz. Me da pena, aparte de por la razón obvia, porque todo el asunto me parecía sacado de alguna de las de delirantemente entrañables historias de Boucq en sus Pioneros de la Aventura Humana, una hazaña aeronáutica digna de Jerónimo Puchero:
2 comentarios:
Lástima, la naturaleza es cruel con los que practican el surrealismo
Si en las iglesias repartieras gorrocópteros en vez de *stias..
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