Camelot

Las historias se propagan en el espacio y en el tiempo como hacen los chismes, que al fin y al cabo son historias. Avanzan cambiando con cada error del narrador acumulando cambios que agradan a la audiencia, perdiendo giros que la incomodan. La historia del Rey Arturo pudo haber empezado como un cuento de borrachos: "Y cogí la espada, que se había clavado en una piedra de fuerte que la blandía y le abrí la cabeza al tipo ese. Pa que sentere de que'l Arturo es más macho que naiden". Pero la tradición oral la llevó hasta Mallory y luego fue copiada durante años. Arturo pudo haber sido un caudillo Celta, pero luego fue el primer Rey de una Inglaterra unificada, y luego un precursor de la cristiandad. Para cuando Llegó a Broadway, Arturo se había convertido en un demócrata liberal que defendía los juicios con jurado. Allí es donde conoció al equipo de "My fair lady" que llevaría su historia al cine.

Vale que Camelot no respeta mucho la letra original de las leyendas arturicas y vale que les pone música. Pero no hay duda de que capta plenamente el espíritu. Tampoco se es que esté contada en un tono muy serio. Los grandes monólogos se pierden entre escenas tan irreverentes como cuando Arturo y Lanzarote, enlatados en sendas armaduras, pasean recogiendo flores que van guardando en una cestita de mimbre, o cuando Pellinore busca su reino porque no recuerda donde lo dejó... mi favorita es cuando Arturo explica a Ginebra que se convirtió en rey porque encontró una espada clavada no se sabe donde y al sacarla se vio rodeado de gente que gritaba: "Dios salve al rey de Inglaterra".

Después de los inicios idealistas en que Arturo propone que el poder sea para la razón, los decorados se van oscureciendo a medida que el triángulo amoroso despedaza la utopía. Mientras Arturo pronuncia una de sus grandes frases: "No debemos dejar que nuestras pasiones destruyan nuestros sueños" Mordred usa la recién inventada justicia para maniobrar contra Camelot y Arturo ve impotente como un jurado condena a Ginebra a morir sin que él pueda hacer nada. ¿Matas a la reina o matas a la ley? le dice un Mordred burlón y triunfante.

Cuando todo está perdido y Cámelot está a punto de arder en una guerra civil, Arturo da órdenes a un niño:

¿Quieres convertirte en caballero de la mesa redonda? Entonces corre tras las lineas y espera al final de la batalla. Vuelve a Inglaterra y vive para envejecer. Recuerda cada tarde los cuentos que conozcas. Cuenta alto y claro que una vez hubo un destello de gloria llamado Camelot

Y es que las historias se propagan en el espacio y el tiempo, como hacen los chismes...

Demóstoles