Si Demóstoles se quejaba de las palizas que le dan a su diccionario, también me parece curioso la imposición orwelliana que quiere hacerle el BNG al diccionario, eliminando las acepciones que no les gustan de la palabra "gallego". Acepciones que, curiosamente, y pese a la furia nacionalista de algunos, no es que se usen en ninguna zona centralista-mesetario-celtibérica para despreciar a las nacionalidades periféricas, sino al otro lado del charco.
Resulta que el diccionario de la Real Academia tendría entonces que:
a) Estar supeditado al poder político (y no es que me caigan muy bien los señores sillonabecedarios en general, pero eso ya es pasarse), ya que se pretende cambiar un libro en el parlamento.
b) Decir sólo cosas bonitas.
c) Recoger sólo el español de Crispania, que debe ser el único que importa y si alguien quiere buscar alguna palabra en un texto de García Márquez, Borges u otro juntaletras extranjero que se las apañe.
d) Y si alguien se ríe de él por afirmar orgullosamente su procedencia con un "soy gallego" en algúna de las antiguas colonias, que demande al gobernador de esa colonia que excluya inmediatamente esa acepción de gallego del vocabulario, la mente y las intenciones de todos esos súbditos renegados de Sus Reales Majestades.
Yo, por convicción, exijo por tanto que desaparezca la tercera acepción de "godo" y que sea reemplazada por "procentralista", "antiperiférico", "mesetocéntrico" u otra palabra recién acuñada similar para evitar ofender a nuestros colegas comunitarios los alemanes, a los siniestros ingleses y a los vándalos, alanos, suevos y visigodos que merodean todavía por Crispania.
"HayquejoderseconloshijosdeBreogán" Locke
8 comentarios:
No acabo de ver la diferencia entre ambas posturas. Si uno defiende que las palabras sólo pueden tener el sentido que da el diccionario, entonces es natural que otros piensen que la forma más rápida de cambiar la realidad es cambiando el diccionario. El problema desaparece si uno admite que la palabras significan lo que los hablantes creen que significan.
Lo que me irrita, dejando a un lado las irreverencias, es que se pretenda cambiar un diccionario de la lengua a golpe de decreto... sólo porque no les gusta (con razón, lo admito)lo que otros hablantes de la misma lengua hacen con el gentilicio. El diccionario no tiene la culpa del uso, ni pretende reglar (aunque ya le gustaría a algunos académicos) el lenguaje: lo describe (de manera incompleta, además)como cualquier otro tipo de documento académico describe el objeto de su estudio, ya sea un tratado de zoología o un atlas. Y en este caso, no se puede achacar a sesgo alguno la acepción recogida (a difencia de otras obras que sí tienen sesgo detectable)
A mi me molesta la tendencia de determinados políticos a dictarnos el idioma. Un ejemplo que me irrita especialmente es el género. Me da igual que traten de secuestrar el lenguaje vía diccionario o vía televisión. Por cierto, la próxima vez que oiga eso de Dolores Ibárruri, Pasionaria, dispararé a la tele como hizo Elvis. Y mientras lo haga cantaré aquello de La, la la la, la la la, la la laaaaa....
Vaya por Dios, Demóstoles y yo estamos de acuerdo en algo. Apocalipsis, Armagedon, Anatema.
"Apocalipsis, Armagedon, Anatema"
y escafandra, aunque no empiece por "A"
La sapiencia virtual (esto es, ignorancia escondida) es un grado, chico/a, pero para abajo.
Si supieras lo que decía antes el diccionario de la RAE de los catalanes, vascos y valencianos verias que los gallegos lo único que piden es que se cumpla el precepto del fundador de la Academia que decía "Limpia, fija y da esplendor" y que dejen de humillarlos más que ya los tienen bastante apartados los poderes fálicos (los que quieren mandar porque la tienen pequeña)
Abur
No me había fijado. Pero si juegas a dios. Tienes que aprobar los comentarios?!.
Que pasa, que los que no te gustanm no los pones?
No. Es que blogger los modera como les da la gana y aunque normalmente los publica directamente a veces los manda a moderación y no los veo. Nunca he quitado un comentario (excepto spam), pero siempre, evidentemente, me reservo el derecho de hacerlo.
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