Entre los amigos que me sugieren que tome mi medicación y los correos que no recibo preguntándome por esos colaboradores ficticios que mencioné en un post previo, me siento obligado a dar una explicación a los lectores sobre nuestra plantilla de columnistas inexistentes.
Todo empezó cuando hicimos inventario en la redacción y nos dimos cuenta de lo poco que teníamos. El caso es que también descubrimos lo mucho que no teníamos. Con las cosas que no sabemos se podrían llenar varias enciclopedias. No tenemos verguenza ni decencia. No tenemos donde caernos muertos. No tenemos un céntimo, y por inducción ¡No tenemos Millones!. Locke y yo no somos ni Romeo ni Julieta. No tenemos plan de pensiones. No tenemos la culpa, mi amor, de que el mundo sea tan feo. Yo ya no tengo veinte años, Locke nunca los tuvo porque nació con treinta y seis.
Así que decidimos reorientar nuestro enfoque comercial y empezar a explotar los recursos que no teníamos, ya que eran los más abundantes. Empezamos por reclutar a los amigos invisibles de Locke y a todas las mujeres con las que Vespinoza dice haberse acostado. Luego alistamos a toda esa gente de la universidad que está firmemente convencida de que acabaré la tesis antes del 2025. Esta nueva política de personal nos ha permitido multiplicar el número de posts por segundo de este blog y nos ha obligado a mudarnos de la modesta redacción que no tuvimos a una mucho más grande que nunca nos podremos permitir. Ahora hemos incrementado el valor accionarial del blog de forma que, si cotizáramos en bolsa, valdríamos millones.
Demóstoles
2 comentarios:
Yo sí os sigo
y desde luego esta entrada, guardarla a buen recaudo porque es buenísima.
Aqui tras de mi tengo algunos cardenales, dos obispos, un cura, arqueólogos, un soldado Romano y un vividor del siglo XX, con hojas del árvbol caídas (que juguetes del viento son) los pongo a vuestra disposición.
Igual te los pedimos porque la redacción se queda desierta cuando la COPE convoca manifestaciones.
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