La lucidez no lo es todo

Desde que descubrí La guarida del dragón he recordado muchas cosas de mi niñez y también he comprendido por qué mi mente había suprimido esos recuerdos. Reencontrarme con Orzowei, Pepe da Rosa (no se pierdan las sevillanas de los cuatro detectives) y, sobre todo, Demis Roussos ha provocado en mí una catársis que ha desembocado en un auténtico Total Recall. Cuando me he enjugado las lágrimas y dejado de sorber por la nariz, una presencia ocupaba mi mente: Franco Battiato. ¿Lo recuerdan? Con battiato me pasa como con Star Trek, es objetivamente deleznable y no entiendo su tecnojerga, pero me encanta. Debe ser un silogismo atávico de corte pre-telúrico que embriaga mis sentidos y ciñe mis letargos... O no. He aquí algunos fragmentos escogidos de sus canciones:

Yo quiero verte danzar como derviches tourneurs que giran
sobre la espina dorsal al son de los cascabeles del kathakali.
...
Los apetitos míticos, de cortesanas libias,
la posesión, las formas de amor pre-alejandrinas.
...
El shivaísmo asiático, de estilo dionisíaco,
La lucha pornográfica de griegos y latinos.
...
Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
...
Largo el tránsito de la aparente dualidad,
la lluvia de Septiembre despierta el vacío de mi cuarto
y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento,