miércoles, marzo 08, 2006

Conspiración contra Meléndez: La trama catalana

La intépida labor de investigación de los medios independientes ha hecho saltar la liebre. En esta web no nos creímos nunca las interesadas explicaciones de envidiosos profesionales en contra del descubrimiento del año. El profesor Meléndez Hevia, a quién cariñosamente llamamos Chó Nobel, ha descubierto que los malvados agricultores canarios llevan años envenenando a la población con sus hidratos de carbono. Es evidente que entre los agujeros negros de la versión oficial destacan clamorosos silencios: ¿Que papel ha jugado el sanedrín de Vegueta en la prohibición? ¿Por qué trashorras no dice ni pío sobre Meléndez? ¿Por qué el gobierno no ha investigado las conexiones de ARP con la masonería internacional?
Pero hoy quiero llamar la atención sobre un aspecto de la trama que aún no se ha tenido en cuenta. La trama Catalana. Admitirán vds. que es muy sospechoso que la generalitat no se haya manifestado sobre el tema. Tampoco hay constancia de que se haya invertido un solo euro desde cataluña en la empresa de Meléndez. En cataluña hace tiempo que se descubrieron los factores de Meléndez y eso desató una gran operación del gobierno catalán que tuvo que adelantar la redacción del estatut para tapar la polémica de la papa. Carod Rovira tuvo que utilizar todos sus medios de presión para que el ministerio de sanidad prohibiese registrar el factor 1 a cierta empresa catalana. Se desconoce cual es la conexión entre la Generalitat Catalana, el sanedrín de Vegueta y los cárteles de la papa, pero que no haya pruebas no quiere decir que no exista. El gobierno catalán y los de otras provincias levantiscas han mantenido desde siempre una política en favor de la papa y el plátano. ¿No recuerdan al vascongado Arguiñano promocionando el plátano de Canarias?. Pero la más burda de todas las políticas de agit-prop promovidas por la perfidia catalana es aquella canción de la trinca:

Pasa con el Darwin
tanto da la lata
que el hombre viene
de la patata


Fuentes solventes nos han indicado que fue este pegadizo estribillo el que hizo sospechar a nuestro eminente científico que algo olía a podrido en el mundo de los tubérculos.

¡Moriremos tomando los polvos!

Demóstoles